Gracias a Verdi, héroe nacional italiano, la tradición operística de su país vivió una revolución larga y tranquila. Por Luis Gago
La ilustradora Ana Juan se mueve por emociones. Pensó en Verdi e inmediatamente surgió la imagen de Aída para ilustrar la portada del suplemento Babelia. Con el primer plano sobre el tablero, jugó con el maquillaje, el pelo y los andamios hasta que decidió que necesitaba darle un giro a la imagen que tenía delante. Ahí mismo nació la nota musical que acompaña al maquillaje, un pequeño detalle que da la clave
Giuseppina Verdi, soprano italiana, se convirtió tras 17 años de relación en la segunda esposa del compositor. Su carrera como artista se acabó pronto, a los 30 años se retiró y marchó a París. De la correspondencia que mantuvieron se han sacado numerosos datos de la biografía de la pareja. Vivió a la sombra de su marido. Fotografía de Roger Viollet
Arrigo Boito (a la izquierda), poeta escritor y compositor, fue el gran confidente del autor de “Aída”. Sus dos últimas óperas Otelo y Falstaff no pueden separarse de la amistad que fue creciendo entre ambos, especialmente tras la muerte en 1897 de Giussepina Strepponi
“El trovador” se estrenó en el Teatro Apollo el 19 de enero de 1853, con un éxito tan grande que facilitó su representación por los grandes teatros del mundo pero hubo que esperar hasta 1919 en Nueva York para que Enrico Caruso hiciera suyo el personaje. Fotografía de la colección privada de Luisa Ricciarini/ Leemage
Partitura original de "Va Pensiero" de la ópera Nabucco, realizada en 1842, cuando el compositor se encontraba en su mejor juventud. Su letra se convirtió en todo un himno para los patriotas italianos. La foto procede del archivo de La Scala de Milán
Para muchos se trata de la mejor Traviata. Maria Callas y un jovencísimo Alfredo Kraus debutaron juntos en el teatro San Carlos de Lisboa en 1958. La propia Callas, maravillada por su voz, reconoció que el tenor español había llegado a su vida demasiado tarde
Ensayo de Rigoletto en el Liceo de Barcelona en 2004, con el tenor Carlos Álvarez en el papel de Rigoletto y Marcelo Álvarez, en el del duque de Mantua. Foto: Carles Ribas
Los históricos decorados que Josep Mestres Cabanes (Manresa, 1898-Barcelona 1990) había realizado en 1945 para representar en el Liceo la ópera de Verdi Aída fueron recuperados para la representación que se llevó a cabo en el teatro catalán en 2001. Foto: Carmen Secanella
Reverenciado y honrado, la muerte de Verdi supuso una gran conmoción para el pueblo italiano. Las calles de Milán se llenaron de admiradores el 30 de enero de 1901 para acompañarlo en su último viaje. En la imagen, su cortejo fúnebre. Foto: Roger-Viollet
Acto tercero de la ópera Falstaff en el teatro Farnese de Parma en 2011. En el centro de la imagen Ambrogio Maestri como Sir John Falstaff.
Representación de Aída en el festival de Bregenz (Austria), el 1 de agosto de 2009
Representación de la ópera Un ballo in maschera en el festival de Bregenz (Austria) el 8 de agosto de 2001, con escenografía de Richard Jones y Anthony McDonald
Verdi solo concebía la ópera como género intrínsecamente popular y eso vetaba arriesgarse a dar saltos al vacío
Italia necesita ídolos y el reunía todos los requisitos para ejercer de icono, un papel en el que no se sentía incómodo
La sociedad
Pese a ser un creador políticamente incorrecto y descarnado cronista de la decadencia burguesa, la clase media se ha apropiado de Verdi
La escena
El universo artístico de Verdi es tan inabarcable que un director de escena solo puede iluminar algunos senderos de ese bosque
La música
El compositor italiano rodea de retos a cualquier director de orquesta. La conjunción entre palabra y nota es el primero de ellos
La monumentalidad
La representación de "Aída" en la Arena de Verona hace un siglo supuso un cambio decisivo en la historia del melodrama italiano
La filosofía
Si Mozart trasgrede las reglas de la ópera seria y la bufa, Verdi ahonda en la comedia más democrática
El músico italiano supo expresar como pocos la tragedia del romanticismo español. En su viaje de dos meses por España, le asombró la Alhambra y las catedrales de Toledo, Córdoba o Sevilla, pero le horrorizó El Escorial.
José Luis TellezLa primera ópera de Giuseppe Verdi ambientada en España es Ernani, estrenada en el Teatro de La Fenice de Venecia en 1844. La acción de esta ópera en tres actos, con libreto de Francesco Maria Piave basado en la obra teatral Hernani, de Victor Hugo, arranca en un lugar en las montañas de Aragón, donde un bandido de noble cuna, Ernani, lidera un grupo de bandoleros. Su lucha por el amor de Elvira, obligada a casarse con su tutor, Ruy Gómez de Silva, y cortejada por el mimísimo rey de España, le llevará a Aquisgrán, ante la tumba de Carlomagno, y al castillo de Don Juan de Aragón, en Zaragoza, donde tiene que matarse para cumplir una promesa de honor.
Por Javier Pérez Senz
Estrenada en Roma en 1853, Il trovatore, uno de los títulos más famosos del repertorio, adapta el drama en castellano El trovador, de Antonio García Gutiérrez, en un confuso libreto de Salvatore Cammarano completado por Leone Emanuele Bardare. El imponente Palacio de la Aljaferia de Zaragoza es el escenario histórico en el que empieza y termina una delirante trama de bandas enfrentadas, amores truncados y venganzas que finaliza con la ejecución de Manrico, el trovador. Otros cuadros de la ópera están ambientados en un campamento gitano ubicado en un lugar montañoso de Vizcaya y en la fortaleza de Castellar.
Por Javier Pérez Senz
En su única visita a España, Verdi asistió en 1863 al estreno en el Teatro Real de Madrid de La forza el destino, apenas un año después de su estreno mundial en San Petersburgo en 1862. Con un caótico libreto de Piave basado en la tragedia Don Álvaro o la fuerza del sino, de Ángel de Saavedra, duque de Rivas, este drama que se mueve entre la dimensión trágica y lo grotesco, arranca en una noche maldita con la muerte accidental del marqués de Calatrava en su palacio de Sevilla, que motiva la huida desesperada de Don Álvaro y Leonora. La acción les lleva a un hostal y a un convento en Hornachuelos (Extremadura) y a Italia en una inverosimil cadena de desgracias que deja el escenario poblado de cadáveres.
Por Javier Pérez Senz
A partir del drama homónimo de Schiller, Verdi crea una obra maestra, Don Carlo, estrenada en la Ópera de París en 1867 (versión francesa en cinco actos), y revisada en 1884 (versión italiana en cuatro actos) para su estreno en la Scala de Milán. El bosque de Fontainebleau, cerca de París, es el primer escenario de un drama político que mezcla tramas amorosas y personajes históricos -Felipe II, su hijo don Carlos, Elisabetta de Valois y la princesa de Éboli- con otros inventados. El impresionante auto de fe en Atocha y las escenas ambientadas en el Monasterio de Yuste (Cáceres) contienen buena parte de la mejor música verdiana.
Por Javier Pérez Senz
La interpretación
La mayor aportación técnica del compositor parmesano a la vocalidad operística fue la transformación del barítono en un elemento con personalidad propia
Las voces
Verdi es el compositor que mejor muestra los sentimientos y las emociones a través del canto
La danza
El italiano no escribió ningún ballet como tal, pero, todavía hoy, sus obras siguen adaptándose al terreno coreográfico
Grabaciones
La fonografía verdiana se inició en Milán, exactamente en el mismo Grand Hotel donde falleció el compositor en 1901
Para escuchar la música es necesario estar registrado en Spotify.
Franz Werfel construye un Verdi ficticio a costa de muchos rasgos ciertos o probables del real
A pesar del bicentenario, no es fácil encontrar en las librerías españolas buenas biografías del compositor italiano
Obsesionado desde siempre por el dramaturgo inglés, Verdi se empeñó en trasladar sus tragedias a la ópera
Desde Roma y Chicago, Riccardo Muti se ha erigido en el transmisor ideal de las esencias humanistas del genio italiano
